¿Quién soy? ¿Para qué hago lo que hago? ¿Con que recursos internos cuento para hacer lo que me propongo? ¿Con que emoción estoy conectado? ¿Cuáles son mis miedos? ¿A quién escucho? ¿A quién no escucho?
Emprender implica ponernos en movimiento comenzar algo nuevo “movilizarnos hacia”, cuando emprendemos algo iniciamos un viaje o recorrido hacia nuestros objetivos, sueños o metas.
Pero analicemos un poco el origen de esta palabra que quizás nos abra posibilidades a diferentes reflexiones, sus componentes léxicos son: el prefijo in- (hacia dentro) y prehendere (atrapar).
¿Qué les parece si el viaje que iniciamos primero lo realizamos hacia nuestro interior? ¿Qué tal si antes de buscar afuera nos conectamos con nuestros verdaderos recursos y emociones?
A veces la pasión por emprender algo nuevo y la visión de vernos en la meta hace que nos perdamos muchas cosas del proceso, lo cual si sabemos transitarlo de una manera madura, independientemente del resultado final hará mover la balanza para el lado del aprendizaje y la experiencia de vida.
Los invito a través de esta lectura a realizar un viaje al interior, a lo más profundo de tu SER a realizarte esas preguntas que incomodan, pero ayudan a sacar a la Luz el verdadero propósito de lo que haces.
¿Quién soy? ¿Para que hago lo que hago ? ¿Con que recursos internos cuento para hacer lo que me propongo? ¿Con que emoción estoy conectado? ¿Cuáles son mis miedos? ¿A quién escucho? ¿A quién no escucho?
Todas estas preguntas nos conectan con sentimientos, tienen una carga emocional, si verdaderamente inicio un proceso y lo hago responsablemente no puedo dejar de sentir que emociones me genera EMPRENDER.
Las emociones no son ni buenas ni malas, pero dan sentido a lo que hacemos hacen que las cosas sean de una manera y no de otra.
Un maestro puede enseñar a sus alumnos desde la emocionalidad de soberbia, de humildad, de seguridad o inseguridad y el mismo mensaje tendrá diferente repercusión en quien recibe la información.
Lo mismo pasa cuando emprendemos, ¿soy consciente de cuáles son las emociones con la que encaro mi proyecto?
Desde el coaching no ofrecemos recetas sino todo lo contrario, abrimos espacios para la reflexión. Independientemente de lo tangible, de la materia prima o los recursos que necesitemos para dar origen a nuestro proyecto las emociones pertenecen al terreno de lo sutil, de lo que muchas veces es dejado de lado porque mostrar las emociones es de los débiles, los hombres no lloran, los errores son fracasos, y tantas creencias que sin dudas nos alejan y condicionan negativamente a la hora de emprender o encarar algo nuevo, creencias que rara vez cuestionamos y damos por hecho pensando que así son las cosas.
Pensemos en un arquitecto, cuando planifica una casa primero es una idea, luego hace el plano y ya pasa a un terreno más denso, luego pone los ladrillos y el proyecto es aún más denso, y así hasta ir materializando lo que en origen fue una idea, todo este proceso desde que se creó en la mente de alguien fue un mundo de posibilidades de creencias potenciadoras hasta convertirse en realidad, así como el arquitecto debe saber dónde va cada cosa y conocer a la perfección los detalle, nosotros debemos conocernos a la hora de emprender, sabiendo que el origen viene de lo sutil de esa emocionalidad que me empuja a ir por mas o me frena para avanzar en cada circunstancia.
Este viaje al interior tiene un punto de partida, pero no siempre de llegada, el autoconocimiento nos lleva a lugares impensados, de gran conexión con nuestra esencia para luego manifestarnos en plenitud y hacer de este emprendimiento algo con sello propio.
¿Vos te animas a comenzar este viaje?