LA EXISTENCIA DE UNA “FATIGA PANDÉMICA” QUE AFECTA LA MOTIVACIÓN EN LAS EMPRESAS.
Desde hace algunos años la situación en el mundo del trabajo es compleja, dado que se contempla una dualidad respecto a elevadas tasas de desocupación y precarización, y al mismo tiempo dificultades de las empresas para retener a sus empleados porque éstos no estaban cómodos ni motivados. Millones de personas durante años han quedado al margen del sistema, no encontrando inserción laboral que permita proyectarse a mediano y largo plazo. Actualmente, sumado a lo ya expuesto, la pandemia trajo muchos cambios a nivel laboral: desde el lado productivo y emocional, hasta del espacio físico donde desarrollar las actividades. La situación sanitaria generó un impacto emocional muy grande en lo que es el concepto de trabajo. Causó desmotivación, falta de productividad y bajo rendimiento, a la vez que provocó una convivencia constante con la incertidumbre y la sensación de angustia. El panorama actual muestra mayor demanda de ejecutivos buscando soluciones para mejorar la situación de sus empleados, dado que las motivaciones y el estado de ánimo afectan directamente en el rendimiento y la creatividad.
A fines del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que este fenómeno no sería poco usual y denominó como “fatiga pandémica” al estado anímico caracterizado por la desmotivación y el cansancio emocional, derivado del constante estado de alerta provocado por la crisis sanitaria y el no saber cuándo será su fin. Desde una mirada psicológica, tal desmotivación es natural y esperada durante una crisis. Al comienzo, la mayoría de las personas pueden aprovechar su capacidad de reacción y generar una adaptación mental y física para la supervivencia en situaciones de estrés. Sin embargo, si las circunstancias se prolongan, no alcanza el afrontamiento y llega la fatiga y la desmotivación, como anticipación de un estado de estrés acumulado, lo que se observa inmediatamente en el ámbito laboral.
La desmotivación laboral es uno de los fenómenos que ha cobrado más fuerza a raíz de la pandemia y que se ha extendido entre los trabajadores de todos los sectores. La crisis económica y la incertidumbre laboral son los detonantes de este efecto laboral. Pero no se trata de resistir ni reaccionar, sino de accionar positivamente y transformar esta experiencia en constructiva para crear aprendizaje colaborativo. Es fundamental comprometer a todos los involucrados, más allá de su rol, posición y responsabilidad. No alcanza con enfocarse solamente en resolver los problemas y cuanto antes. Muchas veces, los líderes dejan de lado estos aspectos esenciales para acompañar a sus equipos al momento de experimentar, comprender, aceptar y desafiar las dificultades. La cercanía empática, las palabras de apoyo y los gestos concretos de reconocimiento son fundamentales para armonizar al equipo que está sufriendo la presión de la incertidumbre.
El trabajador motivado pone todos sus esfuerzos en alcanzar el objetivo que se propone, y en el caso del trabajo, los objetivos son también en beneficio de la empresa. Pero en el camino de este proceso existen algunas causas desmotivantes como ser: estancamiento o falta de progreso (repetición de tareas, monotonía, falta de participación), mala comunicación con otros rangos (poca escucha, miedos, inseguridades, silencios, etc.), mal clima laboral, y el aspecto económico (sentimiento de remuneración injusta equiparada al ritmo de las tareas realizadas, bajando así el rendimiento y responsabilidad). Un empleado que no disfruta con su trabajo tiende a ser menos eficiente. Además, su mala disposición hace que los demás se vean afectados. Por ello es recomendable prevenir intentando conocer rápidamente el motivo del malestar.
¿Cómo prevenir la desmotivación? Existen diversas pautas que deben ser aplicadas de manera habitual para prevenir problemas de desmotivación: se debe valorar al empleado, establecer objetivos comunes, dar el ejemplo, apreciar opiniones, explicar decisiones, generar un buen ambiente, no subestimar problemas emocionales y gestionar habilidades para resolverlos. Es importante priorizar actitudes positivas y tomar acciones necesarias para sanar el clima laboral, como así también recuperar o reformular valores de equipo de trabajo. Además, los líderes no deben olvidarse de contener, acompañar y empatizar con sus colaboradores dando apoyo, motivando con palabras y acciones, reformulando dinámica de trabajo y estableciendo metas razonables a la vez de generar entusiasmo.
DENISE L. ARMANDO
Especialista en Neuropsicología Clínica y Laboral