Gustavo Castro es Ingeniero y posee un MBA (Master of Business Administration) en negocios, pero con el tiempo descubrió una gran pasión por la Danza Clásica. No sólo ha estudiado su técnica junto a grandes maestros y bailarines, sino que además cuenta con una trayectoria de 15 años realizando trabajos de producción de espectáculos artísticos en diversas ciudades de nuestro país con primeras figuras reconocidas mundialmente, incluyendo “Danzar Por La Paz”, a total beneficio de UNICEF donde se desempeñó como Productor General. Su aporte en la cultura local es constante al igual que su compromiso por generar y acompañar productos de calidad. En esta entrevista nos habla sobre su visión y el valor de la industria cultural siendo él un partícipe activo en la misma.
Contanos un poco de vos, tu formación y cómo llegaste a estar conectado con la Cultura.
“Ufff, que presión genera hablar de uno mismo. No podría empezar de otra manera que contándoles de donde vengo. Vengo de una familia de abuelos y padres muy trabajadores. Inicié mi formación en la escuela Normal, luego en el Colegio San José y finalmente terminé mi educación media en la escuela Técnica. Paralelamente pasaba mucho tiempo dentro del Club Ben Hur jugando al básquet sobre esas chanchas de baldosas pintadas. A los 17 años llegó el momento de estudiar para poder tener las herramientas y poder desarrollar un oficio, lo recuerdo muy bien y no fue fácil, tenía tantas ganas de poder dedicarme a tantas cosas!. Pero un poco por consejos familiares y otro poco por impedimentos de no poder estudiar determinadas carreras, me decidí por Ingeniería Electrónica en la ciudad de Córdoba. Y así terminé yéndome con mucho esfuerzo y con una decisión quizás potenciada por una mezcla de facilidad natural para con las matemáticas y la física, y de deseos platónicos de oficios que no existían en aquel entonces en nuestra Nación.
Antes de poseer mi título comencé a trabajar en una Empresa Internacional de Soluciones, TIC “NCR Company”, lo que derivó a que luego de obtener mi título, surgiera la necesidad de manejar más fluidamente el idioma inglés para poder comunicarme con otras oficinas. Esta situación me llevó a vivir 8 meses en Brighton, Inglaterra perfeccionado dicha lengua. Meses después, comencé a estudiar en Córdoba un Máster en Dirección de Empresas (MBA), el cual me entregó una gran cantidad de herramientas de dirección y gestión pero hubo una materia que encendió una luz en mí, las industrias encargadas de la ”gestión del tiempo libre”. En ese momento comprendí la gran importancia que poseen dichas industrias en la calidad de vida de la gente (servicios que transforman el tiempo libre en ocio).
Los años pasaron y por cuestiones personales en el 2004 volví a la ciudad de Rafaela para estar más cerca de mi familia. Siguiendo el perfil de oficio que desarrollaba, fui contratado por la empresa Wiltel Comunicaciones, la cual hacía poco había comenzado a funcionar y en la cual trabajé unos cuatro años llevando adelante el Departamento Técnico y Servicios al Cliente, y el Departamento de Sistemas. Luego de esto, comencé a llevar adelante una serie de emprendimientos basados en los servicios y más tarde en el ocio, pero otra cosa trascendental había comenzado en paralelo a mi “carrera profesional”: comencé a estudiar “Danza Clásica”. ¡Sí!, “Danza Clásica”, quizás por la gran pasión que me transmitía cuando de novio, con una bailarina en Córdoba solía ir a ver funciones al Teatro del Libertador. A partir de ese momento comenzó a nacer en mí un amor y una vocación que iluminaba mis días. Habiendo pasado una breve etapa como bailarín regular tuve la oportunidad de comenzar a producir espectáculos culturales, danza en su gran mayoría, y conocer a grandes personas, directores, productores y artistas.
En la actualidad, ya transcurrieron unos 5 años de estudiar la metodología de la Escuela Vaganova de Ballet (Rusia), y más de 15 años de experiencia como productor cultural.
En base a tu experiencia, ¿qué rol crees que cumple la cultura y el arte en la actualidad?
Es muy difícil poder brindar una postura absoluta en un tema tan rico y amplio, para mi “La Cultura” es una palabra inmensa, tiene raíces enormes en un montón de aspectos: los usos, las costumbres, la historia, la identidad, el arte, el lenguaje, etc., y esto no sólo pensándolo como argentino, hay muchos aspectos de nuestra cultura que van cambiando regionalmente, incluso dentro de una misma provincia hay matices de nuestra cultura que van cambiando. En tal sentido no puedo más que pensar en la Cultura como pilar identitario que nos conforma como sociedad, como región, como Nación, y que a su vez nos relaciona desde el pasado, al presente y nos acompañará al futuro en constante dinamismo. Y el arte, creo que el arte en todas sus formas a través del tiempo y de la práctica se transforma en un medio de comunicación, un elemento de socialización, una expresión, un medio de desarrollo personal que enriquece y satisfacen muchas necesidades de todo tipo: sociales, estima/reconocimiento y autorrealización. En base a ello que creo que el Arte genera por un lado al artista, que durante el estudio del mismo ingresa a talleres, escuelas, institutos y atraviesa tiempo en estos espacios de educación no formal que en su gran mayoría – como el deporte – son encargados de enseñar una gran cantidad de otros contenidos sociales y culturales, como el compañerismo, el respeto, la superación, la empatía, la resiliencia, la igualdad, la equidad de gran importancia para la salud de nuestra cultura. Desde este punto de vista el arte transforma el tiempo libre de quienes lo estudian, en tiempo de ocio, tiempo de calidad; pero por otro lado cuando dichos artistas utilizan al mismo como medio de comunicación, aparece otro personaje que se nutre del arte sin estudiarlo y transforma su tiempo libre al apreciarlo, el espectador. Y así podemos vislumbrar la gran importancia como medio de transformación, formación, multiplicador y comunicación del arte; el cual no sólo le permite al artista desarrollarse y satisfacer sus necesidades antes mencionadas, sino también a los espectadores que puedan entrar en contacto con él.
Ese gran valor que haces mención, ¿crees que es visualizado por la sociedad?. ¿Cómo ves a la Argentina en comparación con otros países en lo que se refiere a este tema?.
Creo que no estamos acostumbrados a vislumbrar la importancia que el arte tiene para el desarrollo del ser humano, ni la gran importancia del mismo como formador y comunicador. Por ejemplo: el estudio y práctica de una disciplina artística a cualquier edad ayuda a desarrollar las habilidades sociales, de estima y/o autorrealización, dando herramientas importantísimas para el desarrollo como seres humanos, pero a diferencia de otros países como Brasil (sin ir más lejos) las organizaciones de enseñanza y práctica de disciplinas artísticas, como así también de deportes, cuentan con mucho más apoyo económico tanto del sector privado como el sector público, ya que ambas disciplinas se entienden como esenciales para el desarrollo de la sociedad. Y tal es así que los proyectos culturales poseen más herramientas para desarrollarse y sostenerse en el tiempo.
Desde otro punto de vista, como antes comentaba, ir a ver una obra de teatro, un ballet, una galería de arte y miles de expresiones artísticas más, para el público representa convertir su tiempo libre en ocio y con dicho fin esa persona obtiene tiempo de calidad para si misma, pero en nuestro país en relación a esta situación es más difícil la valorización del pago de una entrada para poder asistir a los mismos.
Quizás al público en los últimos años se lo ha acostumbrado a acceder a eventos con valores de entradas subsidiadas o gratuitas, por lo que al encontrarse ante la posibilidad de acceder a un evento cultural y tener que pagar una entrada, usualmente se convierte en una barrera y ocasionalmente en un impedimento a la hora de tomar la decisión de asistir. Ahí es donde reside la gran diferencia en nuestro país, visualizamos a las artes como una actividad de formación, pero abandonamos la idea de que las mismas pueden ser una vocación y la profesión de sustento de muchas personas.
¿Crees que todos estos oficios y profesiones relacionados con la cultura, o el tiempo libre pueden llegar a ser un sector más valorizado?
¡Sí! Sin lugar a dudas sí. Como anteriormente, creo hice mención, lamentablemente tanto los profesiones asociados al arte, como los productos artísticos están muy desvalorizados. Sin ir más lejos, les comparto una experiencia, años atrás me llamaron los padres de una alumna (bailarina) de unos 17 años, pidiéndome “que por favor convenciera a su hija de no irse a profesionalizarse a Buenos Aires para ser Bailarina Profesional, sino que se quedara en su ciudad para estudiar una carrera “en serio para trabajar después”. ¡Bueno!, obviamente le explique a los padres que “no era lógico para mi lo que planteaban ya que una persona que se profesionaliza en un arte y lo transforma en su forma de vida, en su profesión ya de base es feliz, y por consiguiente seguramente va a lograr su sustento siendo feliz”. Además, como Ingeniero y con posgrado en negocios sé que el éxito de un profesional no pasa por el título. Y que conozco a cientos de profesionales que sufren al ir a trabajar porque no aman lo que hacen.
Considero que la valorización y el reconocimiento a la industria de la cultura y del tiempo libre le otorgaría un crecimiento muy grande y muy profundo. Y la ayuda del Estado, desde los mismos Ministerios y Secretarías de Cultura, deberían llevar adelante políticas para lograr que la Cultura y sus Artes pasen de verse y tratarse como un hobby a una vocación y profesión que permita sostener económicamente a quienes la eligen y optan como una opción laboral.
En Buenos Aires, todo esto, ¿se replica igual que en nuestra ciudad?. ¿Qué cambios pensarías que podrían ayudar a desarrollar esta industria?
En algunas cuestiones sí y en algunas otras no. Cada tejido urbano tiene características propias y otras son transversales nacionalmente sin variar por las ciudades o zonas. Por un lado se encuentra una gran cantidad de carreras superiores, terciarias y universitarias relacionadas a la mayoría de las disciplinas artísticas, por lo que la accesibilidad para los jóvenes, no representa una barrera de entrada en Buenos Aires. Por el lado de la sustentabilidad de los artistas como profesión, existen algunas herramientas de apoyos más para los profesionales que viven de la industria cultural, como por ejemplo “mecenazgo” y “prodanza” entre otras. Pero por el lado del público/sociedad existe la misma desvalorización del sector cultural.
Creo que el primer cambio tiene que ser de parte de la industria, profesionalizándose, legalizándose en muchos casos, para luego gestionar mejores políticas de estado en cuanto a la valorización de las artes y sus trabajadores. Garantizando el acceso de todos los sectores a las mismas, desarrollando programas de formación de público para así velar por la sustentablidad de las industrias culturales que se desprenden de ellas.
Siempre recuerdo una charla. Hace varios años atrás con el gran Ricky Paskus compartiendo un café luego de ver una de sus obras, le comenté mi preocupación ya que en una disciplina como la Danza, de tantos infantes que comienzan pocos tiene la posibilidad de llegar a ser grandes bailarines, y él me contesto: “el error es nuestro si pensamos que todos los que pisan un salón de danza van a poder lograr llegar a ser bailarines profesionales, podemos enseñarles a hacer mucho más que eso”. Y ahí lo entendí, como maestros, gestores o productores culturales debemos entender que en lo que estudian hay mucha más riqueza y muchas más oportunidades por ejemplo pueden surgir vestuaristas, maquilladoras, peluqueras, escenógrafas, iluminadoras, directoras, coreógrafas y muchas profesiones más que puedan derivar de las propias habilidades personales de los estudiantes y que enriquezcan a la industria mucho más que si todos se convirtieran en bailarines.
La semilla del cambio está en nosotros, es tiempo de inspirar, guiar, y apoyar.
El éxito sólo consiste en hacer lo que uno ama.